viernes, 5 de agosto de 2011

Ironias del agua en la Ciudad de México

Es curioso lo irónica que se vuelve la vida en una ciudad como la Ciudad de México. Hace apenas algunos meses, a finales del año pasado y principios de este, se hablaba de los riesgos de un desabasto de agua y de cómo debíamos ahorrar tanta como pudiéramos. Amenazantes carteles en el metro y demás lugares enfatizaban la necesidad de ahorrar este valioso recurso antes de que fuera demasiado tarde.

Hoy, la situación es diferente. En las últimas semanas ha llovido, poco o mucho, casi todos los días. Se ha vuelto extraño despertar sin ver el cielo repleto de nubes y las molestias de la lluvia al salir no se han dejado esperar: charcos, inundaciones, problemas viales, y de más. La propaganda ahora es diferente, te pide que "adoptes una alcantarilla" y que la mantengas limpia para evitar inundaciones, es decir, facilita que el agua se vaya.

Este panorama solo pareciera mostrarnos lo mala que es el agua para la ciudad. Ya sea porque escasea o porque la tenemos en demasía. Pero lo cierto es que, a pesar de que nos quejemos continuamente sobre ella, es absurdo pensar así. Todos sabemos que el agua es necesaria y que el ciclo de lluvias y sequías en diferentes épocas del año es parte del clima. Aún así, y a pesar de que esta ciudad existe en este punto desde hace más de 500 años, no hemos podido mantener un sistema que se adapte a estos ciclos naturales y por todos conocidos.

¿Cómo es que no nos preparamos semanas antes de la temporada de lluvias para aprovecharla antes de que se mezcle con las aguas negras y se ensucie? ¿Por qué no echamos mano de métodos de almacenaje para tener agua en la época de secas? Lo peor es que no solo no hacemos nada, sino que mucho de lo que hacemos termina afectando más de lo que ayuda. Cubrir el suelo con concreto evita la infiltración del agua, el drenaje hace más efectivo que nunca su desalojo hacia otro lugar lejos de donde está la gente (que es donde se necesita), las calles limpias y sin obstáculos permiten que el agua escurra a mayor velocidad volviéndose más peligrosa. Al menos esto ayuda a las empresas de publicidad, con cada una de estas acciones que hemos hecho hacemos que el agua nos afecte de una forma más y por lo tanto tenemos otra razón para quejarnos en los espectaculares por toda la ciudad (que dicho sea de paso terminan por generar más basura visual y sólida, además de consumir electricidad).

No es que debamos demoler la ciudad y hacerla de nuevo, aún si lo hiciéramos nada nos garantiza que no cometamos los mismos errores. Pero hay que aprender de estos errores y buscar formas de solucionarlos. Almacenar el agua cuando llueve (ya sea con un sistema recolector de agua de lluvia en tu techo o sacando una cubeta al patio), usar menos agua siempre, tener plantas (que sirven para amortiguar el clima), es solo decir algunas de las pequeñas cosas que todos podemos hacer y generan un gran cambio. Desde luego también es importante exigir acciones grupales mayores, como que haya drenajes pluviales independientes y fosas de absorción de agua de lluvia en los nuevos desarrollos urbanos, tratar el agua, reducir el subsidio al abasto del agua para los niveles de consumo mayores al mínimo, y legislar a favor de construcciones que protejan este (y todos) los recursos (superficies permeables en el suelo, recolectores de agua de lluvia en el techo, sistemas de reciclado de aguas grises, etc.)

Es cierto que hay cosas enormes por hacer que están fuera de nuestro alcance, pero dejar de hacer las cosas pequeñas que sí podemos hacer solo porque alguien más no hace las grandes es lo peor que podemos hacer!

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